30 oct 2012

Here, thyrant death, thy terrors end

Leo en EL País una entrevista de Jacinto Antón a Úrsula K. Le Guin con el Titular

“La ciencia ficción es una gran metáfora de la vida”

Úrsula K. Le Guin es una creadora de metáforas, de vidas, de mundos, una gran productora de Mythos.
Hace un tiempo un buen chamán literario me recomendó a Úrsula. Siempre he tenido mucho cuidado de no olvidarme de seguir los consejos de los sabios, aun aunque esos sabios te den consejos que no podrás abarcar en tan solo una existencia. Sin embargo, una gran memoria para estos asuntos se alía conmigo. Soy afortunada.
El caso es que he recordado con mucho cariño aquélla gran advertencia, aquélla señal para que me parara frente a las estanterías que tuvieran un libro de Úrsula. 
La gran chica de Berkeley. He recordado, entonces, a la chica de Berkeley, Ángel, protagonista de la Transmigración de Timothy Archer que es epicentro de vidas dedicadas a la búsqueda de la verdad, mientras se pierde en palabras, en sentidos aprehendidos y sometidos para intentar desmantelar las mentiras de una relato existencial en busca de un hongo alucinógeno que parece esconder las bases gnósticas del primer cristianismo. Ángel termina creyendo en la reencarnación pero cae rendida a los encantos del coleccionismo de discos, (materialismo Vs. idealismo). Nunca dejará de sorprenderme ese modo que Dick tuvo de cerrar el libro.
Úrsula dijo de Dick que pocos críticos cayeron en la cuenta de que con él tenían en EEUU a su propio Borges.
Ahora leo esta entrevista y no puedo sostenerla en el silencio. 
No puedo no crear esta metáfora con ella. Úrsula tiene aura y serenidad que me recuerdan a la gran compositora francesa, Eliane Radigue.  Puede que solamente fuera una cuestión de semejanza física, pero en esto soy más idealista. Las palabras no necesitan de la música ni al revés pero se sostienen aun sin incluirse.
Esta conexión de auras arrastra fuera de la visibilidad de las cosas que nos rodean que a fuerza de tanto morder nudillos de rabia por todo lo que pasa y por todo lo que no podemos hacer que no pase, que no podemos evitar, nos vuelve ciegos.
Úrsula cuenta los muertos americanos en Irak y Afganistán, los apunta en el cristal de la ventana.  No es un ejercicio de condescendencia.
La Ciencia ficción no se agota siendo una gran metáfora de la vida, también lo es de la muerte. Las existencias se amparan en contrarios para sostenerse, para ser lo que no se es y de ahí como no podemos escapar lo que debemos hacer es crear. Esa es, y no es baladí, la única pista que tenemos.

Ahora hay que aclamar la valentía, esa que mira a los ojos de una cascabel y se bate en un duelo de reconocimiento de existencias sin aniquilaciones.

Hoy aniquilo planes. Empiezo a 2500 años de distancia. Me exilio de planeta.

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