Entrevistas

 
Jennifer Finch


Jennifer Finch es una de las rockeras punk más grandes de América. A mediados de los años 80 montó un grupo llamado Sugar Baby Doll con Courtney Love, y después tocó el bajo en L7 del 1986 al 1996. También estaba en el escenario cuando la cantante Donita Sparks se arrancó el tampax y gritó: “¡Tragaos mi tampax usado, hijos de puta!”.
Se ha codeado con casi todos los grupos de su época -Bad Religion, The Cramps, Nirvana, Suicidal Tendencies, Nick Cave y muchos más- durante sus salidas, y como se aburría mucho entre las actuaciones, decidió traerse consigo sus recuerdos, los cuales no están nada mal. Diario íntimo llevado al día durante el festival de Lollapalooza, instantáneas y testimonios diversos, guardó un montón de cosas que acumuló entre cajas en su casa durante años. No sabemos qué le hizo cambiar de idea después de tanto tiempo, pero consciente de poseer un testimonio valiosísimo de lo que ocurría en aquel momento, ha decidido no ser egoísta y compartir todos esos recuerdos con nosotros. Además de concertarnos la entrevista, nos ha pasado algunas de las mejores fotos que tomó hace veinte años y que jamás habían sido publicadas.

Vice: Dejaste L7 en 1996. ¿A qué te has dedicado desde entonces?
 
Jennifer Finch : Firmé un contrato con A&M Records para un grupo en el que cantaba y escribía las canciones, Other Star People. Si te fijas en mis fotos con el pelo rubio decolorado, son de aquella época. ¡Llevaba demasiado maquillaje, parecía un drag-queen!

¿Y entonces qué te pasó?
 
A principios del 2000 toqué por aquí y por allá, y después empecé a recibir encargos de diseño gráfico. Fui profesora de diseño gráfico en una escuela de Los Ángeles, entre las giras. Las hacía con otro nombre. El diseño gráfico me tenía muy ocupada mientras viajaba con los distintos grupos con los que tocaba, y mis clientes se sorprendían cuando me llamaban y les decía que estaba en Francia o en Turquía. Les contaba que estaba de vacaciones.

¿En qué consiste tu trabajo, exactamente?
 
Hago muchas cosas. Empecé como programadora antes de evolucionar hacia cosas más gráficas. Hace unos años curré como jefa de prensa para algunas webs. También hago marketing en la red. Me aseguro de que los códigos y los contenidos de una web sean óptimos para que sean referidos en Google, ya sabes. También busco direcciones que tienen potencial para recomprarlas o ponerlas al día en función de lo que pida el propietario. Me encanta. Toco desde magazines de arte hasta webs de humor. Hasta yo he abierto una web que habla de arqueología.
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Viniendo de una tía que tocaba el bajo en un grupo, resulta difícil de imaginar.
 
Nunca he vivido como una estrella del rock. Siempre he sido modesta. Tengo una casita y dos perros minúsculos. Si quieres saberlo todo, viví allí con mi novio hasta hace dos meses. Llevábamos juntos cuatro años, pero creo que era demasiado grande para ese sitio. Por el bien de su nariz y de mis lámparas creímos que lo mejor era separarnos. Es como la historia del pez y del pájaro que se enamoran pero que, en resumen, no pueden vivir juntos. Ni en la tierra ni en el agua.

Cuéntanos qué te hizo fotografiar los entresijos de tu grupo.
 
Me aburría un poco, pero nunca hasta el punto de querer dejarlo. Hay demasiado tiempo muerto en las giras. Por eso hay un montón de músicos que le dan al alcohol y a la droga.

¿Pero lo hacías por placer o sabías que tendría un valor en el futuro?
 
Me encanta echarle un ojo a todo el mundo, incluso a las personas que me dan miedo. Siempre me ha gustado observar a la gente. Tomarles fotos es un gesto que me ha parecido siempre natural. Hacía más de veinte años que todos esos viejos negativos estaban archivados en las cajas.

¿Por qué hacer públicos ahora esos archivos?
 
Las chicas del grupo han tenido hijos en este tiempo. No quería hacerles daño y he esperado a que creciesen para publicarlas.

Más allá de las fiestas y los viajes, las fotos son un testimonio extraordinario del nacimiento de más tarde se llamó el “grunge”.
 
Sí, supongo que es cierto. Pero volviendo a la pregunta anterior, ordenarlas me ha permitido, sobre todo, entender lo que la gente pensaba de mí.

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¿De dónde viene ese afán por las fotos?
 
Mi padre era fotógrafo amateur, desarrollaba pequeñas series y rodaba sus propias películasl, y siempre me motivó a que hiciese lo mismo. Aún tengo en el garaje una cinta con secuencias que grababa con mis amigas en el jardín. Me encantaban las películas de terror y los monstruos, Godzilla , los zombies, incluso si me aterrorizaban. Cada película tenía sus propios temas y su vestuario. Casi todo el tiempo destrozábamos mis casas de muñecas, porque eran fáciles de destruir.

Y además era divertido.
 
Sí. Lo hice entre los 6 y los 12 años. Mi padre nos grababa y, cuando le daba un papel, me tocaba a mí grabar. Era muy difícil convencerle, pero yo era muy cabezota, que es una cualidad que me sirvió mucho cuando empecé a tocar.

¿Cómo?
 
Bueno, me hizo más creativa. Y me di cuenta de que cuando llevaba mi cámara de fotos a los conciertos, me solían dar un sitio mejor, más cerca del escenario. A los 15 años entendí claramente que podía ir gratis a conciertos a cambio de algunas fotos.

Un plan de puta madre.
 
Está claro, pero revelaba los carretes yo misma y el resultado nunca me convencía del todo. De hecho, intentaba no hablar con el grupo al que había fotografiado. No hacía falta que se enterasen de que lo que había hecho estaba mal.

Estuviste en los principios de Courtney Love, y de otra gente cuya carrera se dio a conocer más adelante. Destacan Suicidal Tendences y Cramps.
 
Fotografié a muchísima gente. Algunos se volvieron estrellas, otros no.

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¿Cómo era tu vida en aquella época?
 
Salía cada dos por tres de gira, no tenía un apartamento fijo. Me cambiaba cada seis meses, cosa que odiaba. ¡Lloraba mucho e incluso renuncié a tener contacto con mis amigos! Cuando vivía con mis padres aún tenía una vida estable, pero en aquella época no tenía un lugar estable. En ese sentido me escapaba en cualquier momento, era normal que tocase música para salir de gira. Era incapaz de establecerme en ninguna parte. Un día un amigo me sugirió que comprase la casita en la que vivo actualmente. Es lo que hice.

Seguro que guardas recuerdos bastante particulares de todo aquello.
 
Mis recuerdos son difíciles de explicar o describir. Nunca diré que prefiero el público, el éxito, la masa. Todos los buenos grupos de la época han conocido eso. Lo que más me gustaba era, sin duda, las interacciones, las aventuras que vivía con las otras chicas. Lo peor que vivimos juntas fue cuando uno de los roadies murió en el bus de la gira. Fue un episodio muy doloroso que, combinado con la muerte de mi padre, me convenció para que lo dejase todo.

Sí, imagino que esas cosas ocurren.
 
Por otro lado echo de menos la solidaridad y la camaradería entre las chicas. Cuando hablo por teléfono con Suzi [Ndr: Gardner, guitarrista y cantante del grupo ], nos acordamos de las mejores historias sabiendo que hoy nadie se las creería.

Cosas de chicas.
 
¡Sí, y todo se pasó demasiado rápido! A veces tengo la impresión de que aquello nunca ocurrió. Digamos que los buenos momentos eran muy buenos y los malos, atroces.

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¿Hay historias que te hayan ocurrido y que quieras olvidar?
 
Sí. Una de mis amigas dice a menudo: “1, 2, 3, cierra los ojos y cuando los abras no recordarás nada. ¡Abracadabra!”. Una vez unos tíos se colaron en nuestro bus para meterse heroína, y dejaron las jeringuillas tiradas por el suelo. Iba descalza y me clavé una en el pie. Me dio tanto miedo aquella historia que he tardado dieciocho años en poder reírme de ella.

He visto una foto de ti en Facebook en la que tienes pinta de destruida. Un tío la comentó diciendo que era el autor y tú le respondiste obviamente, que no te acordabas "fuese lo que fuese”. Me pareció divertido.
 
Me alegra que te haga gracia, pero para mí se trataba sobre todo de “salidas entre amigas”. Éramos cuatro en L7. Nos hemos destruido, hemos dormido aquí y allí, hemos ido a conciertos. ¡Éramos jóvenes, aún teníamos edad de ir a la escuela! Fue una época muy particular para la cultura pop y la historia americana. Nunca habíamos oído hablar del sida, por ejemplo. Nos rebelamos contra la decadencia de los años 70 volviéndonos incluso más turbias. Nos interesaba todo tipo de música y todas las formas del arte, y eso fue sin duda lo que inspiró nuestro comportamiento.

Una gran parte de tu trabajo plasma las temporadas íntimas que vivisteis durante años. Destaca sobre todo la etapa del viaje al festival Lollapalooza, que es genial.
 
Tengo muchos álbumes como ése. Por ejemplo, he guardado uno muy bueno de la gira que hicimos con los Beastie Boys a principios de los noventa. Me encantaba comprar cualquier cámara barata –como esas que le compras al tendero de la esquina- para hacer fotos de cualquier cosa. Después metía las fotos en álbumes y les pegaba etiquetas. Conocía a otra gente que hacía lo mismo.

¿Ah, sí, la gente que iba contigo?
 
Justo. Guardo recuerdos de todas las personas con las que me crucé en las giras, ya sean fans, tíos de grupos o técnicos. Todos han escrito alguna palabra o me han hecho cómplice de sus observaciones.

¿Por qué meterse a hacer algo tan creativo y meticuloso cuando podías haberte contentado con ir a fiestas desmadradas y tirarte a todo el mundo?
 
Lo hice, pero resulta que siempre llevaba una cámara encima. Una vez, L7 tocó en un festival, una cosa monstruosa. Compartíamos cartel con un montón de gente, superestrellas. Cuando corría de un lado a otro pidiendo autógrafos, me crucé con Robin Zander, de Cheap Trick, que hacía lo mismo. Al final nos fuimos juntos. Para mí ese fue uno de los mejores momentos.

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La música y la foto son disciplinas complementarias, ¿no crees?
 
Por supuesto. Pero creo que la foto se basa más en la oportunidad.

¿Y qué es lo que hace una buena foto, según tú?
 
El tema, por supuesto. Una vez pillé a Nick Cave meterse una lata de Slim Fast . Parecía muy acabado, la verdad es que fue muy extraño.

¿Hay algún negativo que no quieras o que no puedas enseñar?
 
Sí. Muchos. Es una mierda, la verdad.

Aún escuchas música, supongo. No pudiste desaparecer así como así.
 
Soy una veleta. ¡Lo que me gusta hoy estará totalmente desfasado cuando esto se publique! Desde hace años me gusta la música violenta. Cosas como Shrinebuilder, Sons of Otis, Electric Wizard… También me gusta mucho Die Antwoord. ¡De hecho, me gustan tanto que les he diseñado la página web! Me encantaría hacerles una foto, pero como nunca practico, me da miedo no estar a la altura. Pero sí, siempre hago música. Hoy mismo me he cargado una cuerda de mi Gibson.

¿Se te ha ocurrido hacer un libro de todo esto?
 
Sí. Tengo intención de publicar una serie para aquellos que encuentren mis fotos interesantes.


ENTREVISTA: CLARISSE Y PAULINE MÉRIGEOT-MAGNENAT
FOTOS: JENNIFER PRECIOUS FINCH