15 may 2013

Amanda Ghassaei






La columna de aire

por Abel Hernández


Quienes tienen la amabilidad de ir siguiendo este blog, ya conocerán dos de los hilos que vamos pespunteando intermitentemente a lo largo de los meses. Uno es el que dedicamos a lo que llamamosCacharros, o sea la música y su confluencia con la ciencia y la técnica en sus muy diversas formas actuales. El otro es Pioneras, con el que rendimos tributo activo a las mujeres visionarias que han sentado cátedra y antecedentes de lo que tendría que venir gracias a su propio estilo y discurso musicales. Valga la entrada de esta semana como discreto puente entre ambas categorías y, de paso, como guiño a aquel primer capítulo de pioneras que dedicáramos a la obra y memoria de Delia Derbyshire hace ahora casi dos años. DD, a quién tanto queremos en esta columna de aire, habría llevado su particular alucine algún paso más allá de haber podido usar los inventos de nuestra protagonista de esta semana: Amanda Ghassaei. Seguramente se habría puesto feliz de conocerla pues las ideas de ambas están muy cerca sobre muchas cosas que tienen que ver con la música y cómo se genera. Amanda continúa lo que pensaba Delia pero da con un nuevo comienzo.

Tuve conocimiento de la obra de Ghassaei hace unas semanas. Cuando navegaba por las aguas bravas del nuevo auge del vinilo me encontré con esta norteamericana de veintitrés años afincada en San Francisco. Acababa de saltar a la palestra por haber sido la primera persona en imprimir con una impresora 3D un disco microsurcado que suena. Para ser más exactos, por haber inventado el software que decodifica la información de audio digital en diseño para modelado tridimensional y, de paso, encontrar una nueva conexión entre lo analógico y lo digital.

Medio mundo normal y todo el orbe de vinilofílicos y geeks se han hecho eco de esa por ahora sólo prometedora noticia.




Era inevitable que me hiciera las preguntas: ¿quién es esa chica? Y sobre todo, ¿cuál es su relación con la música?

Ghassaei es la beneficiaria de una mente brillante, graduada con honores en física y química por el Pomona College, con investigaciones sobre nanotecnología, paneles solares o sensores electroquímicos y ópticos, que recientemente fue nominada a ingresar en la Sociedad de Honor de Investigaciones Científicas Sigma XI, organización fundada en 1886 y de la que fueron miembros genios como Einstein o Enrico Fermi. Actualmente Ghassaei trabaja para Instructables.com, comunidad on line donde se concentra buena parte de la creación creative commons, y abierta y del nuevo Háztelo tú mismo, estadounidense y cada vez más global.

Pero ¿hace o no música, Amanda? Hmm, digamos que no. La joven californiana no desembarca hasta estas líneas después de haber escuchado sus discos, sino por el interés por lo sonoro que a menudo mueve su investigación. Sus estudios y experimentos piensan en cómo ayudar a la creación musical, se inspiran en la música y luego le devuelven a ésta su préstamo multiplicado por cien.

Así, esta fan de Radiohead, New Order, Joy Division, Pixies o Daft Punk, Aphex Twin o Fever Ray, ha trabajado en diferentes proyectos que tienen que ver el campo sonoro. Además del invento del vinilo hecho con impresora 3D, ha propuesto otros muchos. Pasen y vean.

Por ejemplo ha creado Glitchbox (2012) una caja de ritmos basada en samples que puede usarse para tocar en vivo o para secuenciar MIDI. 



O esa pirámide-caja de efectos vocales que modifica el tono y distorsiona de diferentes modos. Así ha quedado la mítica Over the Rainbow tras pasarla Ghassaei por su invento.

Más asombroso aún resulta Sugarcube este sistema (aún en desarrollo) de control MIDI por agitación que usa un acelerómetro y un giroscopio para detectar la inclinación y el movimiento.

O toda la línea de investigación que está llevando a cabo a partir de una mezcla del sistema del multi- táctil de monome (y sus investigaciones con, entre otras cosas, arpegiadores) con tecnología que capta los rayos infrarrojos.

Sin olvidar el proyecto Ambient Synthesis, una escultura sonora que responde a los estímulos lumínicos de su ambiente creando drones sonoros (mantras, zumbidos) por síntesis aditiva y una gran variedad de texturas y timbres.

Decíamos líneas arriba que no hace música. Pero eso no es cierto. Los videos que hemos enlazado así lo demuestran: la hace y es buena e interesante. Lo que pasa que no la compone, al menos no exactamente.

Encontramos los descubrimientos de Amanda Ghassaei en el centro ese nuevo paradigma cada vez más visible que consiste en que la música no es una creación u obra mental cerrada, con su narración y su estructura, con su principio y fin, con sus partes y límites bien fijados. Sino más bien un entorno de condiciones sonoras potenciadas con el que jugar o al que simplemente prestar atención una vez que se deja en funcionamiento. Máquinas que tocan música solas, que sienten el estímulo exterior. Instrumentos que son herramientas para el juego de todos, no de los preparados académicamente. Juegos con gadgets donde el error y el azar son tan o más importantes que la intención de un compositor en sentido estricto. Música que permite coqueteos con el absurdo. El estudio de las posibilidades sonoras de las tecnologías digitales y minúsculas, el acceso a la electrónica compleja (circuitos, placas, chips, etc.) a precios populares y a sistemas de programación hasta hace pocos años sólo accesibles a una élite, permiten pensar en que la forma sonora no direccional, abierta a cualquiera que quiera interpretarla a su manera, será una de las formas de la música futura.

Ghassaei es pionera en todo esto y en su desarrollo mediante softwares y hardwares experimentales pero donde se da la mejor relación avanzado-accesible (software max msp y similares, placas de computación Arduino, instrumentos open source como monome..., a todos debemos dedicar más espacio en futuras entregas de aire). Y lo mejor: muchos de los frutos de su investigación terminan subidos en código abierto para regalo y continuación de la comunidad.

Amanda Ghassaei está ahí, delante, pionera, sonríe en el trepidante presente mirando hacia un futuro que sabe es algo por construir. Por suerte no está sola. Junto a ella hay miles, quizá millones.



Fuente:http://www.elcultural.es/blogs_comentario/La_columna_de_aire/19/58997/Pioneras__8___Cacharros__5_-_Amanda_Ghassaei-_El_nuevo_mundo

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